Significado del Nombre
Significa
“Guerreros del Norte” , por su conducta
grupal violenta y otros dicen que Cucapah significa “gente de dos casas”, por
sus condiciones naturales de vida y de sobre vivencia sobre el río Colorado,
por lo que también son conocidos como “Riaños”.
Ubicación
Geográfica
Es un Pueblo amerindio que vive en el norte de Baja California y el suroeste de Arizona, cerca de la frontera entre Estados Unidos y México.
Lengua
Hablante
Yumano
Vestimenta
En
la actualidad visten con ropas comunes como cualquiera, antiguamente vestían
conforme al medio natural, las mujeres usaban la falda de corteza de árbol,
utilizaban chaquira, un cinto de color en la cintura y se ponían tatuajes y
conchas. Por lo general traía la parte superior desnuda y los hombres un
taparrabo, generalmente desnudos de la parte superior.
Comida
tradicional
Originalmente los Cucapá eran
cazadores y recolectores de los frutos abundantes que encontraban en los
márgenes de los ríos que estaban en su territorio (péchitas, quelites, una
especie de arroz, zacate acuático, etc.)
Con las pieles de los animales elaboraban vestidos y cobijas, además de cubrir
sus casas tradicionales. La carne la consumían en grupo.
Con la llegada de los conquistadores y mediante la intervención de los
misioneros aprendieron a cultivar maíz y calabaza, los que agregaron su dieta
habitual.
Costumbres
Al morir, acostumbran quemar al muerto o difunto junto con su
casa y sus pertenencias desde hace 300 años, cuando, siendo todavía una tribu
nómada, sobrevivían de la caza y la pesca en el río Colorado.
Mitos y Leyendas
Los cucapás
conservan cierta veneración por el sol. Cuando las misiones llegaron a Baja
California fueron obligados a cambiar su forma de vida.
Ellos tenían su forma muy particular de ver la vida y sus creencias, adoraban
al sol, a la naturaleza y tenían un Cerro, El cerro del Águila.
Realizaban una ceremonia en donde subían al cerro, durante una semana. Se
pintaban su cuerpo de negro que simbolizaba todo el mal que había en su cuerpo
y alma y al transcurrir de los días se iban pintando rayas blancas, símbolo de
limpieza del espíritu. A la semana bajaban al río y se lavaban quedando
totalmente purificados. A esta ceremonia se le conoce como la Ceremonia del
Borrado o pintado y se lleva a cabo en la semana Santa.
Los grupos indígenas de Baja California han conservado sus mitos a través de la
tradición oral, sus principales mitos son sobre la creación, en donde ellos
explican como un dios o varios crearon al universo, al hombre y cada una de las
cosas que en el mundo existen las cuales por el árido panorama no pasaban de
unos cuantos animales, cerros y ríos.
Los mitos se van transformando con el tiempo debido al cristianismo y las
misiones, empezando a incrustar los nuevos conocimientos y creencias.
El precipicio que
pedía alimento
Rumbo al sur, había una isla; esta isla era muy rica y ambicionada por todos
los paisanos. En la isla había guajolotes, había mucho venado, mucho borrego y
hasta gallinas. No cualquiera podía ir a esa isla, se necesitaba que fueran
indios verdaderos, los cucapás si podían ya que ellos eran verdaderos indios.
Para llegar a la isla no era fácil porque estaba separada de la costa por un
barranco muy grande, era un barranco que tenía mucha agua; decían los viejos
que el barranco era un precipicio que pedía alimento.
Los cucapá tenían siempre en sus morrales mucha semilla, semillas de distintas
clases. Ellos eran muy cuidadosos; siempre llevaban semillas tostadas. Cuando
ellos llegaban al barranco, metían la mano al morral y sacaban tres semillas de
sandía, tres semillas de calabaza y tres semillas de maíz. Los indios eran muy
inteligentes y como sabían que el barranco era un precipicio que quería mucha
comida, echaban las semillas al barranco. Primero agarraron tres semillas de
sandía y las echaron al barranco. Luego agarraron tres semillas de calabaza y
las echaron al barranco. Finalmente agarraron tres semillas de maíz y las
echaron al barranco.
El barranco porque era un precipicio que pedía comida se cerró, ahora el
barranco era una vereda, un vado. Con la comida se terminó el abismo. Los
indios verdaderos cruzaron el vado, pasaron sobre el barranco; luego, se
fueron, se fueron, se fueron.
En la isla cazaron al guajolote, mataron al venado, mataron al borrego y
mataron a la gallina. Ellos cargaron con todo a cuestas.
Ya no había abismo; se acabó. Los indios verdaderos pasaron para este lado. Así
mi abuela lo dijo.
Tradición oral Cucapá. Versión de Juan García Aldama.
La
tradición entre los pueblos yumanos (y esto aún se mantiene) establecía que los
integrantes de un clan no podían casarse entre ellos. De ahí que los
matrimonios se dieran entre miembros de diferentes clanes, que por lo general
hablaban diferentes lenguas. Esto fue uno de los factores que favoreció el
multilingüismo entre los yumanos. Por ejemplo, si la mujer era de un clan
kiliwa y se casaba con un hombre que pertenecía a un clan paipai, la mujer
kiliwa aprendía paipai y los hijos aprendían las dos lenguas o al menos
entendían la lengua materna. Además de esto, en muchos casos el hombre se
familiarizaba con la lengua de su compañera.
Música
Mucha agua ha corrido bajo el
puente de la música cucapá entre la primera visita de Aurora Oliva para
grabar Aires Ribereños en noviembre de 2002 y su segunda visita en
abril de 2004. Para esta última ocasión, en la que se hizo una comida para
recibir el disco, se juntaron la mayor parte de los miembros de las tres
comunidades cucapá: los de Sommerton, Arizona, los de El Mayor en Baja
California, fueron recibidos en Pozas de Arbizu. En 2002 la música cucapá era
cosa exclusivamente de viejos. En la fiesta-ceremonia del 2004 cantó un coro de
niños recientemente formado y muy entusiasta porque "la abuela había
sacado un disco original" (no pirata, pues). Miembros de las tres
comunidades cantaron una música, que a diferencia de la que pertenece a los
indios de Mesoamérica, no tiene rasgos visibles de la música europea.
Tipo
de vivienda
La
vivienda tradicional consiste en un cono de varas en cuyo extremo superior se
amarran las puntas de las mismas; o un pequeño cuarto de paredes y techo
redondeado. Estas viviendas provisionales eran usadas en tiempos remotos cuando
el grupo era nómada, ahora sólo se hacen en ocasiones especiales. Actualmente,
las viviendas están hechas de material de construcción y consisten en dos o tres
cuartos. Algunos usan estufas de gas aunque es frecuente ver la estufa de leña
por fuera de las casas para elaborar tortillas de harina de trigo.
Forma
de Gobierno
Los cucapah se meten al mar en sus pangas (pequeñas
embarcaciones) y esperan en silencio hasta que escuchan a las curvinas y tiran
sus chinchorros (redes). En esos meses hay un promedio de cinco a seis mareas y
los cucapah capturan de 200 a 500 toneladas por temporada.
“Lo que el
gobierno ha hecho con nosotros es una segregación. Ellos saben que los indios
no ponemos en riesgo al ambiente”, dice a Tierramérica la presidenta de la
Sociedad de Producción Rural El Mayor Cucapah, Juana Aguilar González.
Los cucapah no son los únicos que pescan curvina. En
la zona hay dos cooperativas pesqueras no indígenas (la de San Felipe, en Baja
California y Santa Clara, en Sonora), con una capacidad de pesca 10 veces
mayor, según los datos de la gubernamental Comisión Nacional para el
Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.
“El porcentaje (de curvina) que capturan los cucapah
es aproximadamente 10 por ciento de la cuota recomendada, lo que acredita que
la pesca realizada por dicha comunidad indígena, aun cuando la realizaran en la
Zona Núcleo de la Reserva, no rompe el equilibrio ecológico ni amenaza la
extinción de la especie”, indica la recomendación 8/2002 de la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos dirigida a los secretarios (ministros) de
Medio Ambiente y Agricultura.
“El decreto de la Reserva nos cambió la vida. Ahora,
en lugar de estar ocupándonos de nuestras danzas, tenemos que estar preocupados
por los amparos, por los juicios, por los decomisos y los detenidos”, dice con
tristeza Mónica González, hija del fallecido gobernador cucapah Onésimo
González.
Los cucapah, también conocidos por su nombre
castellanizado de cucapás, descienden de los yumanos y son uno de los cinco
pueblos originarios que sobreviven en Baja California.
Infraestructura y
servicios públicos
Agua
potable, luz eléctrica. En general, los grupos indígenas, pierden cada vez más
las manifestaciones de su propia cultura, pues carecen de educación bilingüe y
bicultural.
Problemas
que enfrentan
Son pescadores y artesanos. Los une la familia, la
pesca, los kurikuri (rituales) y las ceremonias fúnebres. Y ahora, además, la
lucha por no desaparecer, en una batalla que lideran sus mujeres.
“Soy
Hilda Hurtado Valenzuela. Soy pescadora. Y soy cucapah”, dice, a modo de
presentación, la presidenta de laSociedad
Cooperativa del Pueblo Indígena Cucapah,
que también habita en el vecino estado estadounidense de Arizona.
Del mismo modo se presentan las demás mujeres de esta
comunidad, quienes atienden a Tierramérica durante una asamblea para analizar
los pasos a seguir tras arrancar al gobierno federal el compromiso de realizar
una consulta sobre una restricción a su actividad pesquera, que prácticamente
los condena a la extinción.
“Ningún gobierno tiene derecho a quitarnos
nuestro hábitat”, dice Hurtado a Tierramérica, durante una visita a la
Comunidad Indígena Cucapah El Mayor, donde la Red de Periodistas de a Pie y laComisión Mexicana
de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos desarrollan un proyecto de protección a los
defensores de los derechos humanos, financiado por la Unión Europea.
En
mayo, con 61 años, cuatro hijos y 10 nietos a cuestas, se plantó en la
carretera que une al puerto de San Felipe, en el mar de Cortés (también
conocido como golfo de California), con Mexicali, la capital del estado de Baja
California, fronteriza con Estados Unidos, y no se levantó de ahí hasta que el
gobierno federal formalizó el compromiso de
realizar una consulta.
“El
gobierno aceptó algo que debió haber hecho hace 25 años”, resume el abogado
Ricardo Rivera de la Torre, de la Comisión
Ciudadana de Derechos Humanos del Noroeste, una organización que desde 2004 documenta
violaciones de derechos civiles en Baja California.
En 2008, Rivera de la Torre y Raúl Ramírez Baena llevaron
el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
“El gobierno violó el derecho a la consulta que le
asiste al pueblo cucapah por el Convenio 169 de la Organización Internacional
del Trabajo”, que México ratificó en 1990, explica Ramírez Baena.
En
1993, sin consulta previa, el gobierno de entonces decretó la creación de la Reserva de la
Biósfera del Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, y estableció como zona núcleo el Zanjón, donde los
cucapah pescan la curvina golfina (Cynoscion othonopterus).
Entre febrero y mayo, la curvina llega a desovar a las
aguas poco profundas del mar de Cortés, que une los estados de Sonora y Baja
California, y su comercialización está ligada a la temporada de la católica
Cuaresma.
Tras la reserva, llegó el Plan de Manejo de la
Reserva, en 1995, y una serie de legislaciones y reglamentaciones – como la Ley
de Equilibrio Ecológico, el Decreto de Veda y la cuota de captura- que
restringieron la actividad pesquera de los cucapah a niveles que no les
permiten la supervivencia económica.
“El de los cucapah es un ejemplo de cómo políticas con
una visión ultra conservacionista pueden poner en peligro la existencia de un
pueblo originario”, asegura a Tierramérica otra abogada de la Comisión
Ciudadana, Yacotzin Bravo.
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